“A menudo me inspiro más en una emoción pasada que en un hecho presente.”
La inspiración: entre lo invisible y lo cotidiano
Una mirada sobre el misterio y la práctica de inspirarse
¿Todavía no escuchaste el episodio?
Este texto acompaña el primer episodio de mi podcast Fervor: Arte y Procesos Creativos. Si querés empezar por ahí, podés escucharlo ahora antes de seguir leyendo. En ese episodio comparto una experiencia personal como disparador para reflexionar sobre cómo nos inspiramos y qué hacemos con eso.
Escuchá el episodio “La Inspiración” (insertar enlace al episodio)
¿Qué es la inspiración?
La inspiración ha sido históricamente tratada como un misterio. Un susurro que “llega” desde afuera. En la mitología griega, por ejemplo, las musas eran figuras externas que otorgaban el don creativo.
Pero ¿y si la inspiración no fuera algo que simplemente llega, sino algo que se cultiva?
En el universo creativo, la inspiración no es un privilegio, es más bien, una práctica silenciosa de observación y apertura. Aparece cuando estamos disponibles para sentir, registrar y conectar.
A veces se manifiesta como una imagen, una palabra, una textura o una sensación. Otras veces, se esconde en lo mínimo: una sombra sobre la pared, un aroma que dispara un recuerdo, una conversación olvidada.
La mirada creativa
Inspirarse no es sólo absorber estímulos, sino también traducirlos en lenguaje propio. Requiere atención, pero también archivo: ese banco interno de experiencias, referencias y emociones que acumulamos —conscientemente o no— y al que podemos recurrir para crear.
La inspiración necesita un cuerpo dispuesto, una mente presente. Y no siempre aparece en momentos ideales. A veces nace del caos, la incomodidad, la duda o la confusión.
Por eso, más que esperarla como un relámpago caprichoso, podríamos empezar a pensarla como una práctica de conexión cotidiana. Crear las condiciones para que algo emerja: escribir sin juicio, caminar sin auriculares, observar, conversar, revisar lo ya vivido.
Ejercicio de escritura automática
Basado en "El camino del artista" de Julia Cameron
Este ejercicio es una herramienta para liberar bloqueos y dejar fluir ideas sin censura. Ideal para practicar todos los días o cuando sientas que algo quiere salir pero no sabes cómo.
Instrucciones:
Elegí un momento tranquilo del día.
Escribí a mano, en un cuaderno. Sin corregir.
Escribí durante 15–20 minutos, o el equivalente a tres páginas.
No releas mientras escribís. No juzgues lo que salga.
Disparadores posibles:
“Hoy me siento…”
“Anoche soñé con…”
“No sé qué escribir pero…”
“Últimamente noto que…”
“Lo que realmente me gustaría hacer es…”
Tip: Si te bloqueás, repetí una frase hasta que algo nuevo surja:
“No sé qué escribir pero sigo aquí…”
Preguntas para observar y activar tu mundo creativo
Estas preguntas pueden ayudarte a expandir tu percepción, conectar con tu mundo interno y entrenar tu sensibilidad artística.
Durante una caminata o momento cotidiano:
¿Qué colores dominan mi entorno hoy?
¿Hay algún objeto que me llama la atención sin saber por qué?
¿Qué texturas estoy tocando ahora? ¿Cómo las describiría?
¿Qué sonido se repite? ¿Qué me recuerda?
¿Qué escena podría ser el inicio de una historia?
¿Cómo se siente el aire hoy en mi piel?
Preguntas de introspección:
¿Qué me emociona últimamente y por qué?
¿Qué me gustaría decir y aún no pude?
¿Dónde sentí inspiración por última vez?
¿Qué necesito soltar para crear con más libertad?
¿Qué imágenes se repiten en mi mente una y otra vez?
Para tu archivo invisible:
¿Qué quiero guardar hoy?
¿Qué sensación me gustaría volver a vivir?
¿Qué detalle mínimo no quiero olvidar?
***
En cada episodio de Fervor: Arte y Procesos Creativos, profundizo en aspectos del proceso artístico desde una mirada sensible, poética y práctica.
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Yamila ✨